8 DE DICIEMBRE
Se juntan dos fenómenos naturales, la lluvia y la luna. Siempre me ha fascinado la luna. Un cuerpo celeste que, a pesar de no tener luz propia, tiene más personalidad que la del propio sol. Una luna que cambia su expresión como si cambiase de estado de ánimo. En su plenitud, como hoy, me sugiere tristeza. Pero una tristeza tranquila y pausada, una tristeza que invita a la meditación, al silencio, a la paz.Por todo ello siempre me he sentido identificada con la luna, girando y girando alrededor del mundo movido por una fuerza de atracción, brillando rodeada de estrellas centelleantes. Miro al cielo, oigo la lluvia y no hago más que simplemente observar, algo tan sencillo y a la vez necesario. La noche, esa fiel compañera de meditaciones, me ayuda a esconderme de la multitud y a respirar libre sin luz.Sólo la luz de la luna puede ver caer mis lágrimas, esas gotas saladas que se pierden entre la dulzura de la lluvia. No son lágrimas de tristeza, son la expresión de mi saturación de sentimientos.Día de la Inmaculada Concepción de María 465 años de la Fundación de Zapopan.
María concedeme algún día ese don de la maternidad. amen
Etiquetas: A María