ANGELES Y DEMONIOS

viernes, 2 de febrero de 2007

ESPIRITU SANTO

Me acompañas siempre. En esos momentos buenos, y, en esos otros que no lo son tanto.

Cuando me levanto estás conmigo. Cuando estoy sola, toco mi pecho, y también estás ahí.

Al final de la jornada, a veces te ignoro, aunque siempre te necesito.

Ese silencio tuyo que tantas cosas me dice. Esa tranquilidad que infundes en mi alma. Esa alegría que me contagias aún cuando mis causas están perdidas, porque contigo tienen esperanza.

Eres esa imagen que, aunque pasada de moda en estos tiempos difíciles en los que los valores cotizan a la baja, me reconfortas, me mueves y le das vida a este cuerpo inútil.

Eres quien le da paz a mi corazón, en ti puedo descargar todo lo que tengo en mi interior, en ti puedo derramar ese rio de llanto que se desborda de mi corazón, en ti puedo ver que soy tan pequeña y tu mi padre bueno consolador que me llevas en tus brazos cuando yo más sufro, cuando yo más me desespero, cuando me doy cuenta que nací sola y sigo sola, pero contigo, te amo señor, toma mis labios, mis manos y mi vida a tu servicio.

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